Capítulos 17 al 20 de Cien años de soledad

 

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

(Gabriel García Márquez)

Capítulo 17

El capítulo se centra en la decadencia final de Úrsula Iguarán y el colapso progresivo de la casa Buendía. Después de años de abandono durante el diluvio, Úrsula recobra breves momentos de lucidez y comienza una labor frenética para restaurar la casa. Ciega y envejecida, su voluntad férrea aún la impulsa a limpiar, ordenar y devolverle dignidad a la casa familiar. Descubre el deterioro físico y moral, incluido el cuarto de Melquíades, donde encuentra a José Arcadio Segundo, aislado y trastornado, obsesionado con los pergaminos y traumatizado por la masacre de la estación. A la par, Aureliano Segundo y Petra Cotes, en la pobreza, desarrollan un amor sincero y maduro. Organizan rifas para sobrevivir, mientras Fernanda se aferra a una visión religiosa y restrictiva de la vida. La casa se va cerrando física y simbólicamente, con Fernanda negándose a permitir la entrada del mundo exterior. Úrsula finalmente muere a una edad entre 115 y 122 años. Su muerte coincide con fenómenos extraños como la caída masiva de pájaros, atribuida por el padre Antonio Isabel al Judío Errante. Poco después Rebeca también muere en abandono total. La llegada de los gitanos y la intrascendente entrega de una condecoración al ya fallecido coronel Aureliano Buendía marcan el ocaso de la gloria de Macondo. La decadencia es sellada con el fracaso de los esfuerzos médicos de Fernanda, quien vive cada vez más aislada en su mundo ficticio y espiritual. Al final del capítulo, Aureliano Segundo organiza una última gran rifa para enviar a Amaranta Úrsula a estudiar a Bruselas. Él y su hermano José Arcadio Segundo mueren el mismo día, confundiéndose sus ataúdes. La confusión de sus identidades revive su vínculo gemelar y cierra un ciclo.

 

Capítulo 18

Tras la muerte de los gemelos, el joven Aureliano se encierra en el cuarto de Melquíades, dedicado a estudiar los pergaminos. Aprende sánscrito y habla con el espíritu del gitano, quien le advierte que pronto desaparecerá. Santa Sofía de la Piedad, agotada por la vejez y la invasión de la naturaleza en la casa, decide marcharse silenciosamente y no se vuelve a saber de ella. Fernanda sola y desorientada empieza a vivir entre recuerdos y supersticiones, creyendo que los objetos se mueven por sí solos. Se encierra en su mundo de cartas y memorias, mientras Aureliano cada vez más aislado no logra salir de su encierro ni pedirle permiso para continuar sus estudios fuera de la casa. Ambos viven bajo el mismo techo pero completamente solos.

Capítulo 19

Amaranta Úrsula regresa a Macondo años después, casada con un hombre flamenco llamado Gastón. Llega llena de energía, modernidad y deseos de restaurar la casa familiar, que encuentra en completo abandono. A pesar de sus esfuerzos por revivir la vitalidad del hogar, el pasado decadente de la familia Buendía y la ruina material de Macondo pesan demasiado. Gastón, un hombre ordenado y práctico, se muestra indiferente a la vida en Macondo y eventualmente decide regresar a Europa dejando sola a su esposa. En medio de la restauración de la casa, Amaranta Úrsula se reencuentra con Aureliano, su sobrino, con quien inicia una relación intensa, apasionada y secreta. Lo que empieza como una complicidad termina en una relación incestuosa que ambos disfrutan y justifican con pasión. Aunque Fernanda había advertido de ese peligro antes de morir, ya no hay nadie que imponga normas ni moral en la casa. Mientras tanto, José Arcadio, nieto del original, que había sido enviado a Roma para formarse como sacerdote, regresa a Macondo convertido en un hombre frívolo, superficial y mundano. Descubre un tesoro escondido por Úrsula y lo usa para vivir entre lujos, orgías y excesos, mientras desprecia el legado espiritual y moral de la familia. Su comportamiento lo lleva al desprecio de todos, hasta que los mismos niños que acoge en la casa lo asesinan para robarle el oro.

Capítulo 20

Amaranta Úrsula y Aureliano viven su relación incestuosa con intensidad y sin remordimientos, completamente entregados a la pasión. En su mundo cerrado dentro de la casa, ignoran deliberadamente la advertencia de Úrsula sobre los peligros del incesto. Amaranta Úrsula queda embarazada y ambos esperan con ilusión el nacimiento del niño. Durante el parto, Amaranta Úrsula sufre una hemorragia grave y muere desangrada, dejando a Aureliano devastado. En medio del dolor, Aureliano vaga por Macondo buscando consuelo pero descubre que el pueblo está completamente abandonado, desierto y cubierto por la desolación. Nadie lo ayuda. Regresa a casa y encuentra a su hijo, nacido con cola de cerdo como la antigua profecía familiar, completamente solo y más tarde descubre que las hormigas lo han devorado. Desesperado y sintiendo que ya no tiene nada que perder, Aureliano decide concentrarse completamente en descifrar los pergaminos de Melquíades. A medida que los va traduciendo, descubre con asombro que en ellos está narrada toda la historia de la familia Buendía, desde los orígenes de Macondo hasta su propio nacimiento, su amor incestuoso con Amaranta Úrsula y la muerte del hijo. Comprende que su destino estaba escrito de antemano, que todo lo vivido era parte de una profecía inevitable. Justo cuando termina de leer la última línea de los manuscritos, que coincide con el momento en que él mismo los está descifrando, un viento catastrófico empieza a arrasar con Macondo. La ciudad es destruida por completo, tal como estaba predicho. Con ella desaparece también la estirpe de los Buendía, condenada desde su origen a cien años de soledad.

Opinión

En estos últimos capítulos se siente con fuerza la idea de que el destino de los Buendía estaba marcado desde el principio. La soledad, el encierro y el olvido consumen poco a poco a cada uno de los personajes. Me impactó cómo el tiempo parece repetirse, como si los errores del pasado fueran imposibles de evitar. El incesto entre Aureliano y Amaranta Úrsula es el cierre trágico de una familia que nunca supo romper con sus patrones. La destrucción final de Macondo me pareció poética y dolorosa, es como si todo lo que alguna vez existió estuviera condenado a desaparecer por no haber aprendido nada. Creo que estos capítulos nos dejan una gran reflexión sobre la memoria, el destino y la importancia de enfrentar la verdad para no repetir la historia.

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